Las 5 vitaminas para la calidad mental en el trabajo
Paloma Fuentes, reconocida doctora experta en neurofelicidad y neurociencia, primera Directora de Felicidad en España, gerente de felicidad durante 15 años en grupo Mahou-San Miguel y experta en medicina de la felicidad, nos explica cómo hacer de una empresa un lugar donde trabajo y bienestar van de la mano.
La experta definió la felicidad “como un tipo de energía que te lleva a dar lo mejor de ti, ser más creativo, pensar mejor y optimizar todas tus capacidades. En latín el origen etimológico de felicidad procede de la palabra felix, que quiere decir fértil, y así es como felicidad es fertilidad”. Según la doctora Fuentes, al dar lo mejor de nosotros mismos, nos desarrollamos más. Así, felicidad es una mente más fértil, y sirve como biomarcador de la calidad mental.
Durante sus años como gerente de felicidad consiguió inculcar la idea de que la felicidad, al igual que la salud física, se cultiva, que la felicidad no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos, que somos los únicos responsables y protagonistas de nuestra felicidad, y que mejorar es posible gracias a la neuroplasticidad de nuestro cerebro (hasta muy mayores seguimos regenerando neuronas)
La doctora Paloma nos contó que una iniciativa que se puede poner en práctica de forma muy sencilla en las empresas es comenzar cada reunión con dos minutos de relajación para respirar; una experiencia que ha sido un éxito en sus experiencias laborales, ya que esa pausa previa centra a los convocados en el aquí y ahora, les focaliza en el motivo de la reunión, y así la reunión resulta mucho más fructífera.
Basado en su libro “Las 20 vitaminas mentales para pasar de superviviente a súper viviente”, la doctora Fuentes señala las 5 características clave para alcanzar la felicidad:
1. La compasión, entendida como “aquella forma de interpretar lo malo que alguien te lanza, como una llamada de ayuda, porque pedir ayuda y ofrecerla es muy importante. Si logramos tener compasión nos ayuda a vivir mejor. Un ejemplo: imagina que alguien te responde de mala manera, y la primera tentación es devolver el golpe. Pero, ¿qué pasa si te das cuenta de que esa persona podría estar pasando por un mal día? En lugar de responder con rudeza, podrías elegir palabras amigables y mostrar comprensión. A veces, un gesto amable puede hacer que su actitud cambie por completo. ¡La compasión siempre suma!
2. El perdón, es la capacidad para digerir en nuestra mente los eventos traumáticos absorbiendo lo valioso y desechando lo tóxico. “Quitar ese lastre mental del rencor y el odio hacia el otro y hacia uno mismo es terapéutico para avanzar”.
3. La ecuanimidad, de la que dice que “es la “píldora” que nos mantiene la mente equilibrada, suceda lo que suceda (…) la ecuanimidad nos permite, que cuando llegue algo malo, me recupere y vuelva a mi estado original de equilibrio para enfrentarme a los problemas”. Por ejemplo, imagina un imprevisto durante tus vacaciones te hace perder un vuelo. En ese momento, aplicar la respiración para calmar el miedo y la confusión, y usar tu energía para aceptar la situación y encontrar soluciones, es clave. ¡Mantener la calma y buscar respuestas es la estrategia!
4. La apreciatividad como otra clave terapéutica y la define como “ver lo extraordinario en lo ordinario. Tenemos que entender que lo que llegue a nuestra vida es extraordinario, porque mucha gente ha puesto mucho esfuerzo en que lo tenemos y hay otros que no lo tienen”. Como ejemplo, observar las maravillas de la vida que solemos dar por sentado y colocarlas en la categoría de lo «excepcional». Tener un empleo gratificante, una familia amorosa y buena salud, en realidad, son experiencias excepcionales en sí mismas. No necesitas mucho más que eso para sentirte afortunado.
5. El cuidado al otro, “pasa por cuidarnos los unos a los otros, si queremos ser eficaces conectando, escuchar a los demás en cada conversación, en cada proyecto, y apoyarlos con la palabra y nuestra participación, estamos fertilizando nuestro entorno”.
Para entrenar la felicidad en nuestro día a día, la doctora comenta siete acciones fundamentales:
1. Reconocernos, para mejorar nuestro estado. Mediante técnicas como la DAFO, valoramos nuestras debilidades, amenazas, fuerzas y oportunidades.
2. Reparar nuestra conexión cuerpo-mente, mediante ejercicios de respiración. Propone dedicar cada día 6 minutos para respirar. Con esta pequeña actividad se logran resultados espectaculares en nuestro cuerpo.
3. Reenfocar con una mirada apreciativa, las oportunidades, aspiraciones, fortalezas y recursos de los que disponemos.
4. Resignificar, sacar a mi cerebro del modo supervivencia en el que sólo se ve el riesgo y normalizar lo positivo que tengo, para ver también la oportunidad y lo extraordinario que hay en «lo normal».
5. Recargar mi mente y mi cuerpo mediante el sueño, una correcta alimentación, la práctica de deporte, etc.
6. Reconectar con los otros, valorando la importancia de relacionarnos y compartir pensamientos y sentimientos.
7. Reprogramar, saliendo de nuestra zona de confort.
Sobre el rol de empresas como Actua, centradas en la formación y el desarrollo corporativo, la doctora comentó que “divulgar, informar y formar a las personas es la tarea fundamental para los departamentos de formación de las empresas. No puedes integrar algo sin conocerlo, y empresas como Actua son fundamentales para educar y abrir la mente de las personas ofreciéndoles alternativas, por eso cuando hablamos de formación hablamos de abrir nuestra mente, de mejorar”.
A la hora de cómo gestionar el estrés, y en contra de la idea preconcebida de los perjuicios que supone, la doctora Fuentes considera que el estrés es bueno, y que son las personas las que lo hacen malo, ya que “el estrés es una reacción natural al cambio, que permite que nuestro cuerpo se adapte a lo que supone un peligro”. Como el ser humano actual está sometido a muchos cambios, y no hay mucho sentido de peligro real en la sociedad moderna occidental, generamos mucho estrés. Por eso, según la doctora, “ante la llegada de un problema la respuesta es afrontarlo. El acto de pensar que yo puedo superar un problema genera adrenalina, un tipo de estrés bueno, que me impulsa a avanzar, y no cortisol, que es el estrés malo, y que es el que me enferma. Y la diferencia para generar un tipo de estrés u otro es como yo vivo la situación”.
Según Paloma Fuentes, “la gran mayoría de los problemas mentales ocurren por falta de recursos mentales. Hemos creado una sociedad basada en lo externo, en lo material, o dicho de otro modo vivimos en una sociedad hedonista. Aristóteles hablaba de la felicidad como eudamonía, basada en el equilibrio, en lo interior, y lo contraponía al hedonismo, concebido como el placer de lo instantáneo y lo material. Nuestro criterio sobre el éxito se basa en lo exterior, cuando lo que realmente perdura es lo interior, por eso es tan importante saber que tenemos que crear músculo mental para los malos momentos y así afrontarlos mejor”.
Como conclusión, la doctora señaló que “es necesario divulgar la felicidad en las corporaciones, la gente debe entender que tiene responsabilidad sobre su propio bienestar, y la empresa tiene un papel vital en esto. Hay que venir a la empresa a ganar dinero, reputación, experiencia, etc. pero lo que es más importante, hay que venir a ganar en salud mental”.