Muchos profesionales del sector de la formación y el desarrollo se enfrentan a este desafío: convertir la formación tradicional dirigida por un instructor en algo online atractivo e interactivo.
Hacer un curso formativo interactivo es mucho más que cortar y pegar un documento Word en un proyecto de Storyline. Para obtener los mejores resultados debes transformar toda la experiencia del alumno y crear un curso que sea atractivo de principio a fin.
¿No sabes por dónde empezar? Aquí te dejamos tres pasos clave para transformar el contenido pasivo, orientado a la lectura, y convertirlo en una experiencia de aprendizaje enriquecedora.
Paso 1: Evaluar el contenido con la vista puesta en la acción
El primer paso es averiguar qué deseas que hagan tus alumnos una vez hayan completado el curso. ¿Qué acciones quieres que tomen? Entender los conocimientos o habilidades clave que quieres enseñar facilitará la identificación del contenido esencial que debes incluir, y el que puedes no añadir.
Es útil empezar escribiendo objetivos formativos que sitúen el contenido dentro del marco de aquello que los alumnos deberían ser capaces de hacer una vez finalizado el curso. A partir de aquí, puedes organizar el contenido y las actividades existentes en bloques que den soporte a cada uno de tus objetivos formativos.
Paso 2: Transforma “explicar” en “mostrar”
Cuando estás enseñando nuevos conocimientos hay unos fundamentos básicos que los estudiantes necesitan saber antes de empezar a poner en práctica lo aprendido. En lugar de darles a tus alumnos una gran cantidad de texto explicativo para leer, piensa cómo puedes hacer para que sean ellos quienes descubran nueva información, por si mismos.
Estos son algunos ejemplos de lo que podrías hacer:
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Dividir la información en un proceso de interacción.
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Crear un diagrama interactivo que se pueda explorar paso a paso.
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Añadir a tu curso un narrador que cuente una historia reconocible.