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Empatía: qué es, por qué es importante y cómo construirla

20 de junio de 2017
10 min

Empatía. Sin ella, no podrías entender a tus alumnos, qué hacen, qué ven, qué oyen ni cuál es su experiencia. Tampoco podrías entender como colaborar efectivamente con tus stakeholders. Sin comprensión ni colaboración, realmente no puedes diseñar soluciones efectivas. Y si no puedes crear algo que realmente funcione, ¿cuál es el fin de diseñar?

Fundamentalmente, la empatía es una habilidad interpersonal. Es la habilidad de ponerse en la piel del otro, ser atento y comprensivo. Requiere una cierta inteligencia emocional, esto es, la habilidad para leer los estados emocionales y mentales de otras personas. Para los diseñadores, podríamos decir que es una especie de superpoder, ya que te permite conectar emocionalmente con otros, pero usarlo, a veces, puede vaciar tus reservas de energías emocionales.

Muchas veces la empatía es pasada por alto. Cuando se evalúa si alguien es apto para el diseño instruccional o un rol elarning normalmente se centra en las habilidades técnicas, la familiaridad con el tema o la experiencia previa. Rara vez se tiene en cuenta el hecho de empatizar con otros como una habilidad de resolución de problemas ya que las conversaciones se centran más en los resultados que no los caminos seguidos para solucionarlo.

La empatía es un valor esencial en el pensamiento de diseño y, por lo tanto, una característica básica para los profesionales elearning. Por este motivo, vamos a ver cómo puedes evaluar tu habilidad para empatizar con otros y que puedes hacer si careces de ella.

Señales que muestran la falta de empatía

Decir que alguien carece de empatía suena como algo horrible. Después de todo, ¿no ha nacido todo el mundo sabiendo como cuidar a otras personas?

No tan rápido. Antes de que te vayas por las ramas y empieces a juzgar vamos a averiguar la razón real por la que la empatía no siempre viene de forma innata. No todos estamos programados para experimentarla de la misma forma. Ser empático es más sencillo para algunas personas, hay ciertos factores que pueden influir en tu habilidad de empatizar.

¿Pero cuáles son las señales de que realmente no empatizas con los otros? Y, ¿cómo esta carencia impacta en tu trabajo? Aquí tienes seis puntos a tener en cuenta.

1. Te es difícil ponerte en la piel de otro. La gente empática tiene la capacidad de ponerse en la piel del otro sin esfuerzo. Si esta habilidad no te suena o necesitas mucho esfuerzo para llevarla a cabo significa que tu nivel de empatía es muy bajo.

2. Tienes las mismas dificultades de comunicación una y otra vez. ¿Alguna vez has pensado: “creo que soy muy bueno en mi trabajo, pero no hay nadie aquí que me escuche”? Si siempre tienes los mismos problemas comunicativos, tanto a nivel personal como profesional, puede que tú tengas el problema, y no los otros. Los malentendidos normalmente surgen de la incapacidad de ver las cosas desde otras perspectivas.

3. Crees que todos los demás son demasiado sensibles. Si tus compañeros te han criticado por tu humor subido de tono o has estado amonestado por hacer observaciones insensibles; puede que hayas tildado a muchos de ser excesivamente exagerados o demasiado políticamente correctos. La verdad es que seguramente estás alejado de las convenciones sociales de tu espacio de trabajo, otro indicador de un potencial problema de empatía.

4. Te molestas cuando otros esperan que sepas como se sienten. Un ejemplo: Un experto del tema te envía algunas diapositivas para un proyecto. Le cuentas que necesitas más tiempo del que inicialmente habías pensado porque tienes que reescribir todo lo que te ha mandado. Te pregunta el porqué y tú le comentas que su texto está lleno de errores ortográficos y gramaticales, básicamente, que es un desastre. Más tarde, te responde que tus comentarios le han hecho sentir estúpido y ahora tú estás molesto por tener que perder tiempo arreglando la relación con esa persona. La inhabilidad de apreciar las emociones de los otros, para bien o mal, puede hacerte ver distante, frío y maleducado y, como consecuencia, hacer que la gente no confié en ti o se abra para contarte las cosas.

5. Te describen en el trabajo como alguien que “te dice cómo debe ser”. Aunque puede que te veas como una persona independiente quizá otros te ven como alguien que no sabe trabajar en equipo. La gente que carece de empatía normalmente es descrita como agresiva, sin sutileza ni autoconciencia. Normalmente fallan a la hora de comprender como sus palabras y acciones afectan a los demás.

6. Tus padres no eran muy empáticos. Sin intención de criticar a tus padres, un estudio ha demostrado que gran parte de nuestro aprendizaje en la infancia se produce a través de observar e imitar como nuestros padres interaccionan con otros. La empatía parece ser una de las primeras habilidades que aprendemos, cuando está hecha para nosotros. Si creciste en un entorno donde los adultos carecían de empatía puede que ahora estés en una posición de desventaja ya que necesitarás desarrollar está habilidad de forma consciente como adulto.

¿Reconoces alguna de estas señales en ti? Si es así, ten en cuenta de que probablemente no hayas escogido conscientemente tener esta carencia empática. A veces nuestros cerebros nos blindan internamente para no ser capaces de sentir la empatía por otros. Estamos constantemente bombardeados con historias y experiencias de extraños, tanto en el trabajo como en el área personal y a través de las redes sociales. No es de extrañar que en cierta forma acabemos por cerrar nuestra capacidad emocional.
A pesar de los factores que influyen en la capacidad de empatizar hay algunas estrategias de empatía que puedes desarrollar. Vamos a echarles un ojo.

Estrategias para crear empatía

¿Crees que tienes problemas con la empatía? ¿No estás seguro de cómo crearla? Aquí os dejamos algunas estrategias que os pueden ser de ayuda.

Pide y escucha los comentarios de otros. La autoconciencia es fundamental para abordar cualquier tipo de problema de rendimiento. Comienza a construir tu autoconciencia solicitando comentarios de otros, ya sea formalmente (personalmente con tu jefe) o informalmente (como una conversación informal con un compañero). Pedir este feedback puede ayudarte a identificar lo que otros perciben de las convenciones sociales de tu empresa, y pueden remarcar comportamientos que hayan debilitado tus relaciones o impactado negativamente en tu trabajo.

Debes recordar tener la mente abierta. Para hacer que este ejercicio valga la pena necesitarás escuchar más que hablar. Aparta a un lado tus nociones preconcebidas de como una conversación debe ir. Olvídate de hacer excusas para defenderte y simplemente escucha al otro. Cuando se trata de trabajar con otros, la percepción se convierte en realidad, así que acepta los comentarios, bueno y malos, y úsalos para crecer a nivel profesional y personal.

Reconoce que tus palabras y acciones tienen repercusión. La gente que tiene una falta de empatía tiende a tener problemas con la comunicación. A veces se olvidan que sus palabras y acciones pueden tener un impacto directo en como otros se sienten. Incluso cosas sencillas como la forma en la que enmarcas la tarea de un proyecto pueden marcar la diferencia entre hacer que alguien se sienta estúpido a con confianza y ganas con ganas de colaborar.

Si ves que eres propenso a decir lo inadecuado, intenta centrarte en cómo quieres que la gente se sienta con tus palabras. Por ejemplo, ¿quieres motivar a alguien? Piensa como hacer que tu mensaje sea más inspirador. ¿Quieres ganar aceptación? Replantea tu mensaje usando un lenguaje más persuasivo.

Escucha para entender. La gente que tiene falta de empatía normalmente es conocida por interrumpir o intentar dominar las conversaciones. Esto, obviamente, es un gran problema ya que muchos trabajos no pueden desarrollarse correctamente si antes no se ha escuchado ni dejado hablar al cliente.

En vez de entender una conversación con un stakeholder o una reunión de proyecto como una oportunidad para mostrar tu conocimiento y ser escuchado, piensa que es una oportunidad para oír y aprender. Cálmate y no trates de acelerar la conversación para obtener tu turno de palabra. Céntrate en la esencia de lo que se está diciendo. Toma notas y haz preguntas para asegurarte que has entendido por completo las perspectivas de los otros antes de que saltes con tus propias ideas.

Expande tus círculos. Rodearse de historias y perspectivas de gente con diferentes estilos de vida prepara el camino hacia la comprensión y la empatía.

Pero, ¿cómo puedes abrir tu círculo y conocer a gente nueva? Un truco es entrar en contacto con los llamados “conectores”. Todos trabajamos y conocemos a algún conector. Estos son los que tienen montones de amigos y conocidos, los que siempre parecen ser el centro de un gran grupo de gente cuando hay eventos. Aunque te parezca difícil, debes salir de tu burbuja de aislamiento y recordar que los conectores normalmente son colectores. No buscarán una larga y profunda relación de amistad, simplemente disfrutan conectando con gente nueva y seguro que querrán añadirte en su lista de contactos.

¿Conoces algún conector? Busca en grupos de LinkedIn o contribuidores activos en Twitter. Otra opción: revisa si hay reuniones locales, grupos de usuario o eventos de desarrollo profesional a los que pueda acudir, mezclarte y aprender poco a poco para ampliar tus horizontes.

Texto original: Articulate
Traducción y adaptación: Actua Solutions